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Linajes
En el Enclave, donde la interculturalidad y el intercambio entre sus naciones miembro son promovidos activamente, es común ver el devenir de individuos de diferentes comunidades y culturas. Desde su fundación, el reino se ha esforzado por favorecer la igualdad y el respeto entre todos sus ciudadanos, pertenecieran a la cultura que fuese.
La mezcla de elfos, humanos, enanos, medianos e incluso orcos en las distintas ciudades del Enclave es una estampa natural y habitual. Tan evidente es esta interculturalidad, que algunos ciudadanos se consideran a sí mismos como «mestizos», descendientes de progenitores de diferentes culturas.
Los niños que nacen de padres de diferentes culturas son considerados el máximo exponente de los valores únicos que promueve el Enclave. Estos niños son el ejemplo perfecto de cómo la convivencia entre diferentes culturas es posible y se les ve como el brillante futuro del Enclave.
En las ciudades cosmopolitas, estos individuos pluriculturales gozan de cierto estatus social, ya que son vistos como los ciudadanos del Enclave del mañana. También es cierto que, como contrapartida, se espera de ellos que sean adalides de los valores de solidaridad, armonía y respeto.
Sin embargo, en entornos menos cosmopolitas, la realidad acerca de estos individuos es algo diferente. A veces, los «mestizos» son vistos con cierto estigma y sufren discriminación. Sin duda, este asunto preocupa al Enclave y se sabe que el Protectorado de Ébano trabaja activamente para que los derechos de estos ciudadanos se preserven en cualquier rincón del imperio.
Al margen de cómo trate la comunidad a un «mestizo», la verdad es que, como individuos, suelen recorrer senderos solitarios. Puede que, durante un tiempo, un medio elfo siga el sueño del Enclave; sin embargo, más tarde o más temprano, se dará cuenta de que no acaba de encajar en ninguna comunidad y puede que entonces busque a otros como él.